* * * Su
sueño era la unidad
de pueblos en una sola y gran nación de repúblicas y el Comandante Hugo Chávez lo manifestó cuando decía: “No habrá independencia en Venezuela si no hay integración de estos países y de estos pueblos de Sudamérica y del Caribe”
Hoy hace 193 años, un 7
de diciembre de 1824, Simón Bolívar
convocaba desde Lima - Perú al Congreso de Panamá, con la
idea de la Confederación de Repúblicas que ya estaban maduras en su pensamiento.
En su Carta de Jamaica
de 1815 Bolívar ya anticipaba la estrategia, aunque también señalaba límites e
inconveniente: “Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo
una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el
todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión
debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los
diferentes Estados que hayan de formarse; mas no es posible porque climas
remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes
dividen a la América. ¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para
nosotros lo que el de Corinto para los griegos!”.
Es
en las instrucciones que Bolívar –ya como Presidente de Colombia (Gran
Colombia)– le encomienda a su ministro de Hacienda y Relaciones Exteriores,
Pedro Gual, en 1821, donde se verificará la intensión de llevar la idea a la
práctica. Le decía allí: “Es necesario que la nuestra sea una sociedad de
naciones hermanas, separadas por ahora en el ejercicio de su soberanía por el
curso de los acontecimientos humanos, pero unidas, fuertes y poderosas para
sostenerse contra las agresiones del poder extranjero... hay que poner desde
ahora los cimientos de un Cuerpo Anfictiónico o Asamblea de Plenipotenciarios
que dé impulso a los intereses comunes de los Estados Americanos...”.
En
base a los acuerdos alcanzados por la diplomacia bolivariana, a través de
Joaquín Mosquera en Perú y Chile y de Miguel Santamaría en México, es así como Bolívar
convoca a través una carta firmada el 7 de diciembre de 1824, dos días antes de
la Batalla de Ayacucho, a un congreso ha realizarse en la ciudad de Panamá:
“Después de quince años de sacrificios consagrados a la libertad de América,
por obtener el sistema de garantías que, en paz y guerra, sea el escudo de
nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los intereses y las relaciones que
unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una
base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos”.
Este congreso americano, convocado por el Libertador, fue llamado también
Congreso Anfictiónico.
El
nombre anfictiónico, proviene de la antigua Grecia y se refiere a aquella
institución donde los representantes de las distintas ciudades discutían y
acordaban sobre temas de interés común. Bolívar, que era un gran conocedor de
la historia y las instituciones greco-romanas, tomó de allí el nombre. Pero la
idea de la anfictionía en el Libertador sería más compleja que aquella
referenciada en los griegos. La anfictionía bolivariana era y es, entonces, una
visión del mundo, que ubica a la nación en el escenario universal proponiendo
un camino hacia el equilibrio, la paz y la armonía. “La convivencia social,
dentro del orden y la libertad...”, afirmaba Bolívar.
Era
el Libertador partidario de conformar una verdadera unidad entre los países de
la región, como única garantía para consolidar las incipientes soberanías
amenazadas por la Santa Alianza. “Si la América no vuelve sobre sus pasos, si
no se convence de su nulidad e impotencia; si no se llama al orden y a la
razón; si no se hacen positivos esfuerzos para lograr la unidad, poco hay que
esperar respecto a la consolidación de sus gobiernos, y un nuevo coloniaje será
el patrimonio que leguemos a la humanidad”, advertía.
El
Congreso de Panamá intentó alcanzar el objetivo, pero su esfuerzo no prosperó.
La acción disolvente de las oligarquías locales y la injerencia de las
potencias del norte, impidieron concretar la ansiada unidad. El Congreso
Anfictiónico fracasó, pero no la idea de la anfictionía, que renace hoy con
vigorosidad inusitada.
Estas
ideas del Libertador siguen señalando hoy día el rumbo de la política
venezolana. Con razón, José Martí señaló en su momento: “…lo que él no dejó
hecho, sin hacer está hasta hoy: ¡porque Bolívar tiene que hacer en América
todavía!” Ante similares desafíos, los del pasado y los del presente, la
anfictionía bolivariana se alza como un conjunto de ideas auténticamente
revolucionarias y necesarias.
El
Comandante Hugo Chávez manifestó: “No habrá independencia en
Venezuela si no hay integración de estos países y de estos pueblos de Sudamérica y del Caribe”, agregando: “La América Latina se hizo independiente en lo
político, nos falta la independencia económica y sólo unidos podremos
lograrla”. La tarea de la unidad de nuestra América reviste un carácter
estratégico y ese es el punto central de la anfictionía bolivariana.
Es
entonces, como ese sueño del Libertador Simón Bolívar se expresa esa
anfictionía bolivariana en la actualidad de la forma siguiente:
1) Unión latinoamericana
caribeña para alcanzar la definitiva independencia;
2) Unión latinoamericana
caribeña para favorecer el desarrollo económico, social y cultural de nuestros
pueblos, sustentado en la cooperación, la complementación y la solidaridad,
como asimismo la ciudadanía común;
3) Unión latinoamericana
caribeña para la defensa integral de la región; ayer como hoy, amenazada por
las potencias imperialistas centrales;
4) Unión latinoamericana
caribeña para fortalecer la alianza Sur-Sur;
5) Unión latinoamericana
caribeña para relacionarnos, de igual a igual, con el resto del mundo;
6) Unión latinoamericana
caribeña para aportar al “equilibrio del Universo”: un mundo multipolar en paz
y armonía con la naturaleza.
Este
último punto se convierte en el eje estructurante de la política internacional
bolivariana.
A finales de 1813,
Bolívar había nombrado a Antonio Muñoz Tébar, joven revolucionario caraqueño,
como su Secretario de Hacienda y Relaciones Exteriores.
En el informe presentado
por este secretario relativo a su actuación hasta finales de ese año, se hacen
consideraciones que el Libertador atenderá especialmente.
En dicho informe se
lee: “La ambición de las naciones de Europa lleva el yugo de la
esclavitud a las demás partes del mundo; y todas estas partes del mundo debían
establecer el equilibrio entre ellas y la Europa, para destruir la preponderancia
de la última. Yo llamo a esto equilibrio del Universo y debe entrar en los
cálculos de la política americana”. Bolívar hace publicar este informe en la
“Gazeta de Caracas” en enero de 1814.
Hoy, el “equilibrio del Universo”, se
entiende como un mundo multipolar sin hegemonías. El Presidente Chávez lo había
señalado: “El mundo que se pretendió unipolar, imperial, cruje y se va abajo; y
se levanta una era nueva, a la que Bolívar llamaba el equilibrio del
universo".
Es
así como la anfictionía bolivariana emerge como un cuerpo de ideas que resuelve
dialécticamente lo local con lo regional, y esto último con lo internacional,
propendiendo al respeto a la soberanía, la armonía y la convivencia pacífica
entre las naciones. Una propuesta contra-hegemónica y por ende liberadora y
antiimperialista.
Y
ese “equilibrio del Universo” se logrará, como decía Bolívar, cuando “la
solidaridad humana, se fundamente con un mínimum de libertad civil, de
bienestar económico, de satisfacción íntima para todos; apoyándose unos en
otros, colaborando en el fin del bienestar común...”.
Parece
ser que a la idea le está llegado su tiempo, al menos así lo confirman la
Unasur, la Celac, el Alba, Petrocaribe. La anfictionía bolivariana entonces,
tiene un hito histórico en la convocatoria realizada el 7 de diciembre de 1824
al Congreso de Panamá.
Hoy a 190 años de ese
momento, los latinoamericanos caribeños debemos asumir el compromiso de
materializar en este primer cuarto de siglo XI la realización de un nuevo
Congreso Anfictiónico de Panamá que logre esa unidad de pueblos en una sola y
gran nación de repúblicas.
Presidente Nicolás
Maduro recordó que Bolívar buscaba la unión de las repúblicas
El Presidente de la República
Nicolás Maduro señaló a través de las redes sociales, que el Libertador Simón
Bolívar al convocar al Congreso de Panamá abonó el camino para la
autodeterminación de los pueblos para ser libres de los poderes hegemónicos
imperiales y el comandante Hugo Chávez lo materializó con nuevos mecanismos de
integración y que seguirá en esa senda hacia el crecimiento y consolidación.
El
Presidente Maduro destacó que El Libertador hace 193 años, el 7 de diciembre de
1824, desde Perú, convocó el Congreso de Panamá para con la idea de plantear la
unión de las repúblicas, “retomando y actualizando el proyecto del Generalísimo
Francisco de Miranda”, señaló.
Indicó
que las ideas de Bolívar ideas hoy se ven materializadas en las grandes
alianzas que han surgido como Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC), en donde los pueblos
se han unido en lo político, económico, social y cultural para hacer frente a
los poderes hegemónicos del imperialismo que aún amenazan a los pueblos
latinoamericanos
“No podrán con nosotros,
porque estamos determinados a ser libres y soberanos, Simón Bolívar comprendía
que divididos y aislados no sería posible el avance de los pueblos americanos
frente a las fuertes presiones de Europa y el imperialismo haría vulnerable a
la región, su visión apuntaba a integrar todos los territorios de América en un
solo bloque para poder aprovechar el inmenso potencial de nuestro continente,
frente a los imperios de la época”, afirmó el Presidente Nicolás Maduro. (Prensa Oficina de Gestión Comunicacional ZE-Mérida // Ángel Timaure - Fotos referenciales - Fuentes referenciales: vtv.gob.ve, telesur.net, fundaayacucho.gob.ve)
CONVOCATORIA DEL CONGRESO DE PANAMÁ
por Simón Bolívar
(1824)
por Simón Bolívar
(1824)
CONFEDERACIÓN AMERICANA
CIRCULAR
DE S. E. EL LIBERTADOR DE COLOMBIA Y
ENCARGADO DEL SUPREMO MANDO DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ; INVITANDO A LOS GOBIERNOS
DE LAS DEMÁS REPÚBLICAS DE AMÉRICA A MANDAR SUS REPRESENTANTES AL ISTMO DE
PANAMÁ CON EL FIN DE CELEBRAR UNA ASAMBLEA GENERAL.
Lima, 7 de diciembre
de 1824.
Grande y buen amigo:
Después de quince años de sacrificios consagrados a la libertad de América, por obtener el sistema de garantías que, en paz y guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos.
Entablar aquel sistema y consolidar el poder de este gran cuerpo político, pertenece al ejercicio de una autoridad sublime, que dirija la política de nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de sus principios, y cuyo nombre solo calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad no puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios nombrados por cada una de nuestras repúblicas, y reunidos bajo los auspicios de la victoria, obtenida por nuestras armas contra el poder español.
Profundamente penetrado de estas ideas invité en ochocientos veintidós, como presidente de la República de Colombia, a los Gobiernos de México, Perú, Chile y Buenos Aires, para que formásemos una confederación, y reuniésemos en el Istmo de Panamá u otro punto elegible a pluralidad, una asamblea de plenipotenciarios de cada Estado "que nos sirviese de consejo en los grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete en los tratados públicos cuando ocurran dificultades, y de conciliador, en fin, de nuestras diferencias".
El Gobierno del Perú celebró en seis de julio de aquel año un tratado de alianza y confederación con el plenipotenciario de Colombia; y por él quedaron ambas partes comprometidas a interponer sus buenos oficios con los gobiernos de la América, antes española, para que entrando todos en el mismo pacto, se verificase la reunión de la asamblea general de los confederados. Igual tratado concluyó en México, a tres de octubre de ochocientos veintitrés, el enviado extraordinario de Colombia a aquel Estado; y hay fuertes razones para esperar que los otros gobiernos se someterán al consejo de sus más altos intereses.
Diferir más tiempo la asamblea general de los plenipotenciarios de las repúblicas que de hecho están ya confederadas, hasta que se verifique la accesión de los demás, sería privarnos de las ventajas que produciría aquella asamblea desde su instalación. Estas ventajas se aumentan prodigiosamente, si se contempla el cuadro que nos ofrece el mundo político, y muy particularmente, el continente europeo.
La reunión de los plenipotenciarios de México, Colombia y el Perú, se retardaría indefinidamente si no se promoviese por una de las mismas partes contratantes; a menos que se aguardase el resultado de una nueva y especial convención sobre el tiempo y lugar relativos a este grande objeto. Al considerar las dificultades y retardos por la distancia que nos separa, unidos a otros motivos solemnes que emanan del interés general me determino a dar este paso con la mira de promover la reunión inmediata de nuestros plenipotenciarios, mientras los demás gobiernos celebran los preliminares que existen ya entre nosotros, sobre el nombramiento e incorporación de sus representantes.
Con respecto al tiempo de la instalación de la Asamblea, me atrevo a pensar que ninguna dificultad puede oponerse a su realización en el término de seis meses, aun contando el día de la fecha; y también me atrevo a lisonjear de que el ardiente deseo que anima a todos los americanos de exaltar el poder del mundo de Colón, disminuirá las dificultades y demoras que exijan los preparativos ministeriales, y la distancia que media entre las capitales de cada Estado, y el punto central de reunión.
Parece que si el mundo hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panamá, sería señalado para este augusto destino, colocado como está en el centro del globo, viendo por una parte el Asia, y por el otro el África y la Europa. El Istmo de Panamá ha sido ofrecido por el Gobierno de Colombia, para este fin, en los tratados existentes. El Istmo está a igual distancia de las extremidades; y por esta causa podría ser el lugar provisorio de la primera asamblea de los confederados.
Difiriendo, por mi parte, a estas consideraciones, me siento con una grande propensión a mandar a Panamá los diputados de esta república, apenas tenga el honor de recibir la ansiada respuesta de esta circular. Nada ciertamente podrá llenar tanto los ardientes votos de mi corazón, como la conformidad que espero de los gobiernos confederados a realizar este augusto acto de la América.
Si V. E. no se digna adherir a él, preveo retardos y perjuicios inmensos a tiempo que el movimiento del mundo lo acelera todo, pudiendo también acelerarlo en nuestro daño.
Tenidas las primeras conferencias entre los plenipotenciarios, la residencia de la Asamblea, como sus atribuciones, pueden determinarse de un modo solemne por la pluralidad; y entonces todo se habrá alcanzado.
El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus poderes, se fijará en la historia diplomática de América una época inmortal. Cuando, después de cien siglos, la posteridad busque el origen de nuestro derecho público, y recuerden los pactos que consolidaron su destino, registrarán con respeto los protocolos del Istmo. En él, encontrarán el plan de las primeras alianzas, que trazará la marcha de nuestras relaciones con el universo. ¿Qué será entonces el Istmo de Corinto comparado con el de Panamá?
Dios guarde a V. E.
Vuestro grande y buen amigo.
Bolívar.
El Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores,
José Sánchez Carrión.
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